Desde los altos de Buñol hasta el llano de la plana de Valencia se construye un espacio de transición del relieve cuya principal característica es el descenso abrupto de altitud del frente montañoso constituido por las sierras de los Bosques y de la Cabrera, en los términos municipales de Cheste y Chiva.
Se trata de un paisaje que se estructura, lógicamente, desde el conjunto montañoso dando pie a un buen número de elementos geográficos propios del relieve como acantilados (producidos por fallas que rompen la continuidad de las rocas calizas), formas de montañas (conocidas por “cuestas” y “muelas”), barrancos (que cortan la roca) y un piedemonte con suelos de suficiente calidad agrícola para permitir cultivos tradicionales de secano (algarrobo, almendro, olivos, vid).
Esta parte baja de contacto entre la montaña y la llanura, el piedemonte, es un espacio singular, con una mezcla de paisajes que van desde los mosaicos de parcelas con distintos cultivos, la incisión de los cauces, las formas del relieve propias de las rocas calizas entre las que se incluyen la profusión de fuentes y bancales y, también, una diseminación de construcciones –antiguas y modernas- que es un buen ejemplo de la forma de relacionarse y ocupar el territorio que han hecho sus habitantes a lo largo del tiempo.
El itinerario diseñado (a pie, de dificultad baja en su mayor parte, aunque presenta algún tramo de dificultad media) se estructura en tres sectores (zona baja de montaña con vegetación natural, piedemonte de cultivos y barrancadas) que muestra, por medio de sus distintos puntos de observación, esas características singulares de la Sierra de los Bosques, común por otra parte al resto del sistema de laderas de transición entre el altiplano y la llanura de Valencia.