La sierra de la Espina es una pequeña alineación montañosa desde donde se inicia el descenso del Sistema Ibérico hacia el Mediterráneo por su eje central. Desde el altiplano de Barracas tiene su continuidad, por medio de la Serra de Espadà, hasta la Plana de Castellón. En ella se dan una serie de paisajes propios de las montañas de media altitud en las que Geología y aprovechamientos del territorio van de la mano.
En particular, en la Sierra de la Espina destacan tres grandes ambientes paisajísticos. Por un lado la misma elevación montañosa en la que su topografía abrupta aloja contrastes de distintos tipos de rocas como las margas amarillas y las rocas duras metamórficas. Coronada por el Puntal de la Atalaya (1111 metros de altitud), en ella destacan las laderas abruptas con grandes superficies de canchales y la presencia de paredes verticales de rocas aisladas (cuchillas). El segundo ambiente paisajístico lo forman los barrancos del Mas del Moro y de la Pantorrilla, cabeceras del Río Montán, a su vez tributario del Mijares. Por último, cabe destacar una tercera unidad de paisaje definida por la población de Pina de Montalgrao y la llanura de cultivos tradicionales. Localizada la sierra en una zona de abundantes y constantes vientos las nuevas tecnologías han impuesto su presencia en buena parte de las crestas montañosas más accesibles superponiéndose un elemento nuevo (como son los molinos para la producción de eléctricidad) ajeno al paisaje natural subyacente.
El itinerario (a pie y de dificultad baja) se ha dividido en tres tramos en los que se han incluido distintos puntos de observación de manera que puedan apreciarse las características de los diferentes paisajes.