Los paisajes de montaña albergan una serie de elementos que reflejan el paso por ellos de la historia y de las gentes. En ellos pueden encontrarse una variada gama de vestigios que dan pista de la relación que tuvo el hombre con el medio. Las condiciones de las montañas ofrecen un tipo de recurso e imponen una serie de circunstancias sobre las que sus habitantes realizan sus actividades e intentan obtener beneficios; por ejemplo, algunas de las construcciones de las tareas que tradicionalmente se realizaban (como hornos de cal, pilas y balsas para la producción de sal, bancales en barrancos para un aprovechamiento agrícola, grandes pozos de acumulación de nieve para hacer hielo, torres en puntos elevados para la vigilancia, etc.) pueden todavía verse en los montes.
La Sierra de Espadán también tiene entre sus montañas un variado patrimonio que no por modesto es menos digno de ser conocido. A través de él puede reconocerse, además de formas antiguas de obtener algún beneficio de los recursos de esos montes, otras características como la presencia de otros climas, la necesidad establecer límites de propiedad y administrativos y el paso de los ejércitos durante las contiendeas, incluida nuestra Guerra Civil.
El itinerario propuesto (a pie, de algo más de 14 kilómetros de trazado y y con unos pocos tramos de dificultad media –puntualmente alta) atraviesa pinares y alcornocales. A medida que nos adentramos en ellos veremos cinco construcciones que nos dan pista de parte de la historia de la población de Villamalur y, por extensión, del resto de asentamientos de su entorno: el castillo, las trincheras de la Guerra Civil, los bancales encajados en barrancos y restos de antiguas corralas, el pozo de nieve y los mojones de deslindes.