La Serra Gelada, declarada parque natural en 2005, tiene un nombre particular que no sólo tiene que ver con su orientación, que crea un microclima más frío, sino también con el efecto óptico (similar al hielo) que produce la piedra caliza al reflejarse la luz en las noches de luna.
Se caracteriza por presentar un perfil asimétrico que separa las bahías de Benidorm y Altea, constituyéndose como una pequeña alineación montañosa (6 km de longitud) de orientación NE-SO. Su flanco SE, que será el que recorreremos en parte, forma una impresionante costa escarpada con acantilados de más de 300 metros, mientras que el flanco NO muestra una vertiente mucho más suave, fuertemente diseccionada por la red de drenaje y que configura el corredor hacia Benidorm.
Alberga reductos de vegetación de gran interés, muchos de ellos protegidos como microrreservas de flora: en una de las laderas abunda el bosque mediterráneo y en la ladera que da al mar, especies capaces de soportar suelos salinos y los efectos abrasivos del viento.
La Serra Gelada es uno de los últimos rincones no urbanizados de una costa asolada por un urbanismo desmesurado. Prueba de ello se encuentra en Benidorm donde se da la mayor concentración de rascacielos de toda la Comunidad Valenciana, siendo el mejor ejemplo de una apuesta turística por el espacio vertical.
El itinerario propuesto no es muy extenso, apenas 5 km, lo que no significa que no esté carente de cierta dificultad. Hay que tener en cuenta que sus vistas sobre el mediterráneo y todas las sierras que rodean a Benidorm y Altea (Peñón de Ifach, Sierra Bernia, Puig Campana) valdrán la pena una vez que las veamos al alcanzar uno de los puntos más altos de la Sierra.