Los paisajes de Alpuente presentan una organización marcada por la topografía y la dilatada ocupación del hombre. El relieve y la organización del sistema de barrancos que forman la cabecera del río Tuéjar determinan la distribución de unos, los paisajes naturales, y otros, los paisajes humanos: sobre todo los distintos tipos de ambientes agrícolas. Es un territorio, el de los sistemas de cultivos, confinado, que se excava desde la Sierra del Sabinar hasta el encajamiento del río Tuéjar, en una profunda garganta que forma a la altura de la población de Alpuente.
En este territorio, de clima continental, salpicado de aldeas, los paisajes agrícolas guardan casi intacto su carácter tradicional, distinguiéndose claramente entre los cultivos de secano, mayoritariamente dedicados al cereal, y los pequeños regadíos de autoconsumo. Todos ellos se ajustan al terreno, dándose una gran variedad de bancales cuyas estructuras dependen en gran manera de su localización en las laderas, o en los terrenos bajos menos accidentados.
En suma, junto a la singularidad de las montañas, representada, además de la Sierra del Sabinar, por el conjunto de pequeñas elevaciones denominadas muelas, destaca sobremanera la organización agrícola del término municipal y el sistema de poblamiento de multitud de aldeas diseminadas por el término municipal.
El itinerario, de dificultad baja, recorre, a lo largo de casi 12 kilómetros de recorrido, parte de estos paisajes singulares: las aldeas de la Almeza y Corcolilla, el encajamiento del río Tuéjar, los cultivos de secano, las pequeñas huertas y la población histórica de Alpuente.