El itinerario se ha diseñado tomando como hilo conductor el antiguo trazado del ferrocarril de Valencia a Barcelona, a su paso por los términos municipales de Benicàssim y Oropesa. De nueve kilómetros de recorrido y nula dificultad, su justificación temática son los paisajes litorales entre ambas poblaciones.
La zona es un buen ejemplo de las características del litoral mediterráneo, y valenciano: en un entorno natural de gran belleza inicial en el que se mezclaban los acantilados de las montañas que llegaban hasta el mar con llanos con playas y calas se ha ido creando, sobre las antiguas pequeñas poblaciones, desde hace más de un siglo, un nuevo desarrollo socioeconómico que va borrando la antigua configuración del paisaje.
Los campos de cultivos, los puertos de pescadores y los caseríos diseminados han ido dando paso a una economía basada en el turismo de sol y playa haciendo desaparecer, en gran medida, la estructura socioeconómica anterior. Sin embargo, las nuevas demandas de la población, mezclado con la necesidad de dar una mejor oferta turística y el mantenimiento de los recursos patrimoniales que han perdurado, han hecho que en muchas zonas litorales se encuentren, al menos, vestigios reconocibles del pasado, reciente y lejano.
La zona entre Benicàssim y Oropesa es un ejemplo del devenir histórico del último siglo en el litoral valenciano. Es cierto que la práctica totalidad de las estructuras agrícolas han desaparecido (en la actualidad en Benicàssim no queda ninguna propiedad con el sistema de riego asociado a las norias), pero por el contrario, se puede ver con claridad los distintos períodos de implantación del actual paisaje turístico-residencial: desde los primeras villas en la línea de costa, hasta las muy recientes construcciones en las laderas abruptas de la Sierra de Oropesa.