Las migraciones estacionales son comunes en gran parte de las culturas del mundo desde muy antiguo. De entre ellas, una de las más singulares es la relacionada con la del ganado, en la que se descendía de zonas altas, donde pastaban los animales en los meses cálidos del año, a las partes bajas, buscando mejores hierbas y clima, en la época fría.
En España han gozado de gran tradición las relacionadas con la trashumancia del ganado ovino y caprino, sobre todo por el grandísimo poder de gestión y organización que tuvo la Mesta en Castilla. Sin embargo, también se han dado rutas migratorias en nuestro entorno cercano, siendo las más características las que se hacían entre Teruel y el litoral de nuestra comunidad, principalmente hacia los llanos litorales de Valencia y Castellón.
Desde el interior, pastores y ganados iniciaban un recorrido de ida y vuelta año tras año. Esas rutas consolidadas necesitaban, además de su mantenimiento, una serie de elementos (corrales, refugios, descansaderos, parideras, puntos de agua) que permitieran realizar el traslado con ciertas garantías. En consecuencia, ha quedado en el paisaje un patrimonio muy rico pero, también, bastante olvidado, a pesar de los esfuerzos de las administraciones por inventariarlo y, tal vez, protegerlo. El itinerario propuesto, de dificultad baja, sintetiza en sus 12 kilómetros de recorrido gran parte de las características paisajísticas de la trashumancia entre Teruel y Castellón por medio de la reconstrucción de la red de comunicaciones (azagadores, cordeles, veredas, cañadas) y por la presencia de algunos de los elementos característicos necesarios para el transitar del ganado (navajos, aljibes, corrales).