En todos nuestros espacios abiertos aparecen dispersos una serie de elementos que, como demuestra su estado de abandono, son testigos de una ocupación y uso del paisaje distinto al que ahora se hace. Son huellas olvidadas de las actividades que hicieron nuestros antepasados que, si no aprendemos a reconocerlas, quedan sólo como vestigios ruinosos de un pretérito desconocido.
Independientemente de su mayor o menor pervivencia, nos encontramos ante un conjunto de elementos que dan indicios de la manera de relacionarse con el medio que ha tenido nuestra sociedad través del tiempo. La explotación de los recursos del bosque (como la carbonería y la minería), la gestión y el uso del agua (por medio de sistemas de captación, almacenamiento y distribución del recurso) los sistemas de defensa (como las torres vigías) y el uso de los pastos para la ganadería han dado un gran número de construcciones que son clave para la interpretación de esa relación.
En el término municipal de Chóvar, en la Sierra de Espadán, en un espacio montañoso abrupto de rocas variadas y conen un bosque dominado por el alcornoque, se encuentra un catálogo muy representativo de todos esos elementos. El itinerario propuesto, de unos 10 kilómetros de longitud y dificultad baja, hace un recorrido completo por todos ellos, entre los que encontraremos esas huellas del pasado representadas por las carboneras, la minería de mercurio, los hornos de cal, las torres medievales y los puntos de vigilancia de la Guerra Civil, las corralas, los embalses y presas de un primitivo y todavía funcional sistema de regadío, las norias de sangre, los aljibes y los lavaderos.