El itinerario por el Marjal de Almenara nos da a conocer uno de los sistemas paisajísticos propios de la fachada litoral mediterránea de la Península Ibérica y, también, de las tierras circundantes al Mediterráneo: las lagunas litorales.
Su singularidad viene dada por distintos factores, entre los que destacan los procesos geológico-geomorfológicos recientes, cuaternarios, que propician la formación de lagunas al borde mismo del mar, con su diversidad de flora y fauna.
Junto a este sustrato genético subyacente y visible, se sobreimpone la prolongada y persistente ocupación humana. El Marjal de Almenara es un claro ejemplo de su actividad, siendo evidente en la pervivencia de cultivos tradicionales del arroz, la existencia de nuevos y viejos regadíos, construyéndose sobre una imbricada red de acequias (para el riego) y azarbes (para el drenaje), con los elementos asociados para su gestión y mantenimiento (motores, balsas, galipuentes). En las últimas décadas, ha sido en el mismo frente litoral, con la cultura del ocio de sol y playa, donde también ha impuesto sus transformaciones, así se ha pasado de un sistema dunar continuo a una ocupación donde se mezclan las dunas primeras con distintas fases de edificación, hasta llegar a los nuevos paseos marítimos.